C.A.E.C.B.A.
  Libro de Ceremonial y Protocolo del Prof. Gavaldá
 

Prologo:
 
Conozco al profesor don Rubén Alberto de Gavalda y Castro desde hace ya bastante tiempo.
La tarea que me ha sido encomendada al prologar esta obra no solamente me gratifica, sino hace que permanentemente mi contacto con las disciplinas que desarrolla sea activo, loable y fundamentalmente apreciado en su carácter de pleno idealismo. Este hombre joven de sólida formación, y según mi criterio, poseedor del academicismo propio a la materias que imparte, posee en su persona un natural carisma, que indubitablemente lo singulariza.
 
Pertenece a una familia que de su parte materna tiene sus orígenes en el noroeste argentino
y se entronca con la historia de nuestra Patria, y por la rama paterna de una antiquísima Casa Nobiliaria oriunda del sur de la actual Francia, que si rastreamos su historia desencadena inevitablemente, nada mas ni nada menos, que en Carlomagno. Por nacimiento es el 37mo. Conde de Gevaudan; pero esto no significaría absolutamente nada si las consecuencias genéticas no hubiesen dado en él las cualidades que estoy mencionando. Es un joven rígido en su forma de actuar, gran conocedor de los distintos aspectos de la vida diaria enriquecidos por los diversos viajes que ha realizado al exterior y al interior del país, inquieto investigador, emprendedor como pocos y activo diariamente en un sin número de parámetros que lo enaltecen. El profesor Gavalda no solamente posee aquello que los franceses denominan “estilo de vida” sino también algo, que en los tiempos que nos tocan vivir, parece producto de algo surgido de la noche de los tiempos, esa cualidad se llama lealtad.
 
Mi tarea no es fácil pues me une al autor de ésta obra una gran amistad; y es propio y natural que aquí yo origine una absoluta praxis para que el lector vislumbre desde el comienzo la intención de este intelectual. Desde las mas remotas épocas, o desde el comienzo de los tiempos, el ceremonial y el protocolo han existido: Grecia, Mesopotamia, los egipcios, los romanos, Bizancio y de cuanta civilización tenemos memoria nos llegan elementos que han perdurado y seguramente perdurarán mientras haya hombres de bien y cultos que prosigan estas simientes que son naturales a la condición humana.
 
La condición humana, con profundo pesar, contemporáneamente ha perdido el sentido ético y estético de la vida, incluso hasta la belleza ha sido distorsionada con factores que de ninguna manera nos corresponden, he ahí entonces cuando hablo de praxis digo en definitiva, saber separar lo bueno de lo malo. Me expreso de esta forma sin querer ocultar que cada época ha tenido y seguramente tendrá, devenir y actitudes carentes de casi -podría llamarle- un prefijo rayano en la maldad. He hablado de la condición humana y de ella nos han hablado tanto los griegos como hasta los grandes pensadores contemporáneos como Jean Cocteau y André Malraux. En la vos humana Cocteau describe la desesperación de forma absolutamente vigente, el tiempo no ha pasado. Esa es la desesperación del ser humano contemporáneo: guerras, conflictos bélicos, la biodiversidad alterada completamente, el concepto del amor erróneo en su forma y en su estética, son proclives a un elemento rayano en la desesperanza. Se muy bien que el profesor Gavalda no ignora estos pormenores y a pesar de su extrema juventud es propio en proponer en este libro explicado con la sencillez con que nos habla un amigo pero con la solvencia de los que verdaderamente conocen, un mundo mejor de convivencia para una sociedad con algunos muchos de sus miembros maltrechos, cuasi ignorante y cibernéticamente conducida en muchas formas hacia una perfección pero también hacia una deshumanización.
 
Finalmente utilizare un termino que los latinos denominaban sincrasis (fusión y mezcla), allí esta totalmente compenetrada la actividad del profesor Gavalda, ni la severidad casi absurda de la corte de los Luises, de los Borbones de España, de los Habsburgo de Austria, siendo innecesario mencionar el empaque protocolar que hoy seria visto como algo de extrema exageración ni el descuido total de las formas de comportamiento vulgarizan nuestra vida de relación social y profesional. La sociedad contemporánea y muy especialmente la nuestra, y cuando digo nuestra me refiero a nuestra Patria la Republica Argentina, que con una extraña perdida de memoria, producto de no se que teorías exóticas, ha sido conducida a una destrucción de la juventud, a una perdida de la identidad de familia, a un sendero donde muchos ni siquiera entonan las estrofas del Himno Nacional menos aun respetan los ordenes jerárquicos de precedencia, y donde lamentablemente nuestro símbolo máximo, nuestra Bandera es mas conocida en la parte deportiva que en todo aquello que forma parte de nuestro estamento como Nación Soberana, necesita como antídoto mas que necesario retomar al sendero de la tradición, de la fraternización, del respeto y de la consideración entre iguales en la preservación de la cultura que imperiosamente nos es propia.
 
No soy un hombre que permanece estancado en la noche de un tiempo pasado, tampoco comparto que lo pasado fue mejor, pero un hombre de cultura o que por lo menos se jacte de poseerla debe saber interpretar el contenido social de las masas y entender plenamente a las nuevas generaciones en la adecuación constante de su propio ceremonial. Cierro esta semblanza con un pensamiento, que si bien no era de Jim Morrison sino que este lo había absorbido a través de un poema de William Blake, que dice lo siguiente: “quédate tranquilo en algún lugar de la tierra hay alguien que piensa en ti y quiere un mundo mejor”, el ceremonial en el cual piensa este querido amigo y profesional  en su accionar diario seguramente tiene mucho que ver con este pensamiento.
 
Dr. don Eduardo Alberto Cuneo de Osorio
Diplomático
Doctor en Historia y Ciencia Sociales
Embajador Extraordinario y Plenipotenciario
del Parlamento Mundial de los Estados para Seguridad y Paz
Misión diplomática para América del Sur

 
 
   
 
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